miércoles, 19 de diciembre de 2012

¿Alguna vez os habéis sentido como si las cosas fueran bien pero una parte de ti dice que no tanto? Es algo tan extraño. Me siento bien y a la vez, ¿frustrada?¿dolida?¿decepcionada?¿asustada? Millones de sentimientos inundan mis pensamientos. Quizás sea el cambio de mentalidad que supuestamente experimentaremos el día 21 (cosa que no creo jajajaja), pero quién sabe... A lo mejor una parte de mi se lo ha tomado demasiado en serio o, puede que mi querida mente se esté dedicando a recordar viejos momentos que ahora mismo duelen,un poco, pero duelen. Últimamente me he puesto a pensar sobre mi capacidad para perdonar. Lo admito,no sé perdonar o sí,pero de una manera extraña. Pero a pesar de ello, este tiempo en el que han ocurrido demasiadas cosas tan rápidas. Accidentes, discusiones, Llantos, Comunicación con ciertas personas que pensé que nunca sería capaz... Han hecho que mi GRAN orgullo desaparezca o se deshaga poco a poco. Sobretodo con una o dos personas (depende de cómo se mire) que, aunque no lo admita son muy importantes para mi. Oh,Dios... se me llenan los ojos de lágrimas simplemente de pensarlo.
No entiendo como he podido llegar de un extremo el cual me consumía a otro que me deja respirar pero a la vez no deja que confíe totalmente en la otra persona. A veces pienso que mi inseguridad y mi desconfianza me van a llevar a caminos que siempre he querido evitar. No me gustaría convertirme en esas chicas que siempre están pensando lo que hace la otra persona, o esas chicas que continuamente se sienten traicionadas. Quiero estar bien conmigo misma y, aunque no pueda admitirlo delante de nadie, me doy cuenta de que necesito a veces algún abrazo. <------- No me creo que halla sido capaz de decir eso, ¡cómo ha cambiado todo a mi alrededor! ¡Me he dado cuenta de tantas cosas! ....
Una parte de mi tiene miedo y a la vez se siente protegida y querida,pero sigo sin entender ese gran MIEDO que sigo experimentando en momentos que no soy capaz de entender. Un miedo que mete a todos mis acompañantes en esta pequeña y, a la vez, larga vida.
Todo lo argumentado anteriormente es la parte mala o reflexiva que viene a mi mente cuando no se me apetece pensar en ello,pero luego está la parte positiva. Me siento bien conmigo misma,antes tenía menos autoestima,creo que me odiaba, reprimía todos mis sentimientos de alguna manera u otra. Me considero una persona bastante fuerte que no necesita estar rodeada de muchas personas para estar contenta consigo misma, es más, a veces ese tipo de situaciones me agobian,me estresa y, me siento incómoda entre tanto barullo que no sé si realmente encajo a la perfección. Aunque en esos momentos es lo que menos me importa y pienso más en la salida a todo eso.
Además, me he dado cuenta que me he hecho más responsable,más "madura" por así decirlo, a pesar de que no me guste utilizar esa palabra. Echaba de menos escribir,pero no sabía como empezar ni cómo terminar ya que la finalidad de este texto es que no sea leído y que pase desapercibido. Lo menos que me gustaría en estos momentos es que alguien supiera mis sentimientos tan estúpido que tengo en estas épocas o ahora mismo.
Finalmente una parte de mi está feliz, me siento cómoda, interesada en lo que quiero y, cumpliendo y proponiéndome poco a poco más metas y planes futuros que espero conseguir junto a aquellas personas que quieran estar en mi vida alegrándome ésta un poco más y, lógicamente esas personas serán aceptadas con los brazos abiertos de par en par.

Ade y sus reflexiones en su primer día de vacaciones.

Felices Navidades a todos. Intentaré escribir más a menudo.

martes, 29 de noviembre de 2011

Por lo que somos y por lo que deberíamos ser.

Porque cada momento que pasa es otro recuerdo que siempre mantendrás.
Porque cada sonrisa que muestres puede formar tantas otras a su alrededor.
Porque ofrecerle la mano a alguien te hará sentir bien.
Porque soltar una lágrima no implica ser débil.
Porque creerse valiente no significa tener el coraje de enfrentarse a cada difícil situación.
Porque ver las circunstancias con cierto positivismo no conlleva vivir lejos de la realidad.
Porque el concepto que tenemos de esa realidad no existe para todos.
Porque cada uno llora y sonríe por motivos diferentes.
Porque cada uno sueña y aspira a distintas metas.
Porque para cada uno tiene una importancia ligeramente distinta cada detalle.
Porque todos defendemos cosas inmorales, acríticas, pero también otras tantas justas y lógicas.
Porque no sabemos ser objetivos, añadiendo a cada instante y situación el subjetivismo con nuestros sentimientos.
Porque yo aborrezco la dependencia y otros la falta de humildad.
Porque admiramos la libertad, la voluntad, la pasión o la capacidad para emprender.
Porque sentimos amor por innumerables entes del mundo, ya sea por ese viejo amigo de toda la vida, tu familia, el amor por cada acción que realizas, por aquello que quieres llegar a conseguir, o simplemente el amor por ti mismo.
Porque la gran mayoría de las veces no estamos preparados para todo lo que nos llega, pero siempre debemos tener valor para decir que sí, que podemos nadar a contra corriente, que podemos sentirnos vacíos, seguir y levantarnos, que podemos hacer una balanza y lograr ver razones y virtudes a todo, que tenemos la fuerza en cada instante para cumplir con todos nuestros principios.
Debes saber que siempre alguien estará dispuesto a ayudarte, que debes confiar en que cada mal momento viene acompañado de ráfagas de felicidad, y que éstas, todo lo llenan, lo suplen, haciendo ver el verdadero camino que debes continuar tras levantar, para volver a caer de nuevo más adelante y poder experimentar entonces otra felicidad distinta.


domingo, 20 de noviembre de 2011

Creo que estoy en el naranja.

Pues si la vida fuera un semáforo...
Podríamos decir que siempre tendremos un camino por el que pasar...


Algunas veces el camino estará en verde, de libre paso: podremos ser felices en ese momento si queremos serlo, podremos tener la posibilidad de obtener muchas de las cosas que anhelamos y necesitamos y podremos continuar adelante sin tener que mirar atrás... No obstante, sabemos que no estará en verde durante mucho tiempo, así que tendremos que aprovecharlo... en muchas ocasiones nos daremos cuenta de que justo llegamos cuando cambia de color... o que justo cuando se pone verde acontece algo que nos obliga a tomar una elección, continuar o esperar el próximo turno, que siempre llega...


Otras, más cotidianas y abundantes, el semáforo estará en naranja intermitente... precaución...
A medio camino entre el rojo y el verde, tendremos que actuar con cautela... hay quienes arriesgan y consiguen continuar... y quienes no, se llevan un golpe y sufren durante un tiempo... aquí la decisión será decisiva... y tendremos que advertir bien las señales y mirar a lo lejos, a ambos lados... Sólo nosotros sabremos las fuerzas que tendremos de llegar al otro lado... o de no llegar.


Finalmente el rojo... prohibido y/o/u peligro ... muchas veces nos toparemos con él de "remplón"... Nos obligará a ser pacientes, aunque hayan quienes vean camino suficiente como para arriesgar... Muchas veces es mejor no hacerlo.
El rojo, al igual que el resto, será temporal... y el tiempo que dure será relativo... cuanta más prisa tengamos más lento parecerá que pasa... y cuanta menos prisa viceversa...
Aveces veremos que cuando arriesgamos es justo en el momento en el que pasa a verde, por lo que el esfuerzo realizado en anticipar los hechos habrá sido en vano...

domingo, 6 de noviembre de 2011

El dolor de los recuerdos ( es de una película preciosa ).

"Bueno Juliette, si te soy sincero, no sé como empezar esta carta, texto o lo que sea. Es más ni siquiera sé que quiero decirte, así que dejaré que las palabras fluyan de mis labios y que se forme algo coherente.. 


Desde que te fuiste, ya yo no soy el mismo. Me derrumbo cada vez que veo algo tuyo o creo escuchar tu voz, y es que, todo me recuerda a ti. Todas las noches recuerdo ese horrible día, el accidente que acabó con tu vida y, para que engañarnos, con la mía también. Recuerdo que antes éramos felices; añoro cuando te comía a besos por las noches, sentados frente a la chimenea, cuando pronunciaba un "te quiero" con una enorme sonrisa entre mis labios y es que, tú siempre me hacía feliz. Hasta cuando nos enfadábamos. Eras preciosa... Siempre se formaba un pequeño hoyuelo en tu mejilla derecha y te hacía parecer realmente atractiva. Yo me reía y entonces tú, te enfadabas más, hasta que te cogía por los hombros y te hacía olvidar todo lo malo de nuestras vidas y del universo entero. Por eso, cuando se junta ese sentimiento con el recuerdo de aquel día, mi corazón comienza a sufrir.
Recuerdo tu coche destrozado frente al parque al que siempre solíamos ir. Recuerdo a las personas asustadas, chillando y horrorizadas. Recuerdo la llamada de ese hombre y el momento exacto en el que aparecí y te encontré sin vida en el suelo. Rota. Rota como una vieja muñeca. Y las personas que habían a tu alrededor recuerdo que te miraban con cara de pena, quizás pensando en lo desafortunada que habías sido, mientras yo, lloraba en silencio, lamentándome, pensando que todo era culpa mía y que lo podía haber evitado. Que te podría haber salvado...
Y ahora, mientras escribo esta carta que acabará en el fuego de la chimenea, pienso que hubiera sido de nosotros si el destino nos hubiera otorgado otro final, no perfecto, pero si algo menos doloroso y triste. Pienso en dónde estarás, que estarás haciendo, si me echarás de menos tanto como yo a ti, o si directamente ya no recordarás quien soy ni quien fui en tu feliz vida. Te quiero, más de lo que te decía y te demostraba, y es que, no te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. Yo me di cuenta de lo afortunado que era hasta que te vi allí, tumbada en esa fría carretera que se llevó tu vida para siempre..."